4. Elsie
“A veces, el
silencio puede ser peor que una bala, ¿sabes?”
Elsie le había dicho eso a Logan muchas
veces. Logan era más alto, más rápido, más fuerte. Las palabras, sin embargo,
nunca habían sido lo suyo.
Tampoco es más fácil para Elsie. Quizá la
única diferencia es que ella es más obstinada.
Un año y medio de silencio.
Logan es un delincuente. Un fugitivo. Se
fue, no ha vuelto y no le dio explicaciones.
La gente dice que la noche en que volaron
el templo se volvió loco.
Elsie no lo cree y siente rabia. Por el
silencio que él dejó, pero también porque su nombre no se puede pronunciar en
voz alta sin que el aire se ponga denso. Sin que los labios se arruguen.
Elsie mira a Owen y siente rabia.
Elsie mira a Justice y siente rabia.
Elsie mira a Heidi, a Hugo y a Vivi, y
siente rabia.
¿Los miembros inmaculados y relucientes de
la Sagrada Mierda del Templo de la Iglesia de la Luz? Rabia al cuadrado —ellos
fueron los primeros en acusarlo y en insistir a Justice con la idea de los
carteles. Los primeros y los únicos, pero nadie salió en su defensa, salvo ella—.
Quiere gritar. Y golpearlos a todos en la
cara. Y gritar aún más.
Tiene que conformarse con ir al barranco y
arrojar piedras. Y callarse lo que piensa.
Nadie dice que no pueda gritar, así
que se va lejos y lo hace hasta quedarse afónica.
Lo repite muchas veces.
Logan le
enseñó todo lo que merece la pena aprenderse: montar, pescar, disparar, trepar,
rastrear…
La ha sacado de tantos líos que no
recuerda ni la mitad.
Ella necesita sacarlo de este, pero
después de lo de la torre de agua, las cosas se han complicado para él.
Elsie no se cree nada de lo que oye. Logan
jamás haría algo que los pusiese en peligro. Nunca los dejaría sin agua.
Logan se ha criado en Sandrock. Todos lo
conocen desde que nació. Nadie se pregunta qué hay detrás de todo esto, solo
pegan carteles y más carteles, cuando el viento los arranca —puede que ella
también haya arrancado algunos—.
Vivo
o muerto.
El día que la torre del agua voló por los
aires, su nombre salió de muchas bocas como si fuese una sentencia. Después,
otra vez silencio para no mancharse con su memoria.
Elsie sabe que no fue él. Y si lo hizo,
Elsie sabe que hay una buena razón detrás, aunque no pueda verla.
Elsie necesita entenderlo.
Solo Mi-an y Jamie la escuchan y la ayudan
a indagar.
Elsie está casi segura de que lo creen
culpable, pero al menos dudan y se hacen preguntas obvias que parece que nadie
más se ha hecho.
“Cuánto más
quieres a la persona que te hace daño, más dolor te causa”, dice Jamie en un
intento de justificarlos.
“Es un
rompecabezas sin esquinas ni imagen final”, dice más tarde.
Tiene sentido.
Y luego
aparece el crío con un montón de piezas en los bolsillos.
Y los gestos de Logan.
Y las palabras de Logan.
Y el fuego de Logan en los ojos.
Elsie sueña
a veces con Logan. Está en el corral, arreglando la cerca. Logan la mira.
Sonríe. Le pasa una cuerda y dice: “Haz el nudo como te enseñé”.
Elsie lo intenta.
Pero el nudo no sale.
Y cuando levanta la vista, él ya no está.
Elsie espera
un tiempo prudencial para hacer preguntas.
En su caja torácica el tiempo pasa de otra
manera; no atiende a razones.
—Sé que tienes ganas de saber y que
piensas que Andy es el camino más rápido a todas tus respuestas —le dice Jamie,
sujetándola del brazo con firmeza cuando el niño no la escucha—. No lo hagas.
No le harás ningún favor si lo presionas para que te cuente lo que él no te
contó.
—¡Necesito hablar con él, Jamie, necesito
saberlo! ¡¿Es que tú no tienes curiosidad?! —pregunta indignada.
—Sí, pero intento no hacerle daño con ella.
Elsie, si Logan hubiese querido que lo supieras, te lo habría contado. Respeta
que no haya sido así. Respétalo y piensa que podría haber una razón de peso,
como has hecho hasta ahora. Sigue confiando en que lo conoces mejor que nadie y
no pongas al niño en la posición incómoda de tener que decirte que no.
Ella asiente, muy seria, comprendiendo al
fin —o al menos intentándolo—, como si esas palabras hubiesen sellado un pacto.
Si
hubiese querido que lo supieras, te lo habría contado.
A veces, el silencio puede ser peor
que una bala.
La tierra aquí está seca.
Pero no muerta —aún—.
El pueblo sigue, a duras penas.
El desierto no perdona.
Elsie quiere largarse también y ya solo
piensa en eso.
Cada atardecer, mira al horizonte con la
mano en la frente.
Espera ver su silueta.
Teme verla.
Elsie te arrastra a la casa de Logan. Rompe una ventana y Mi-an, ella y tú os metéis dentro para investigar. Para encontrar algo que demuestre que Logan es inocente. Lo que sea. Te da que pensar y hace que te fijes mejor en los detalles.
Luego, llega Andy y todo lo que tiene que decir al respecto es algo así como: "Ah, genial, ya era hora de que hubiese otro niño, Jasmine se estaba volviendo un poco repipi"
¿En serio, Elsie? ¿Con la turra que me has dado?
No me parecía bien dejarlo así. Me gusta la idea de que Elsie se haga preguntas, de que vea a Andy como un puente hacia lo que busca. Pero que después respete su espacio, como a ella le gustaría que respetasen el suyo.